La Policía Local de Mula y la Guardia Civil investigan el abandono de decenas de envases de fitosanitarios en Mula


JOSÉ LUIS PIÑERO
LA VERDAD Lunes, 16 agosto 2021

La Policía Local de Mula y la Guardia Civil investigan la procedencia de decenas de envases de plástico que contenían productos fitosanitarios y fueron tirados en una las calles del polígono industrial del Arreaque el pasado 7 de agosto. Hay que tener en cuenta que estos envases contienen restos que son peligrosos, por tratarse de productos químicos. Además su control y retirada está controlada por ley, por lo que el causante de este despropósito, si fuese identificado, podría enfrentarse a una importante sanción.

Muchos de estos restos no recogidos son abandonados o enterrados en el campo, arrojados a canales o riachuelos o, incluso, quemados de forma incontrolada, prácticas todas ellas penadas por la ley. Durante años, la responsabilidad de la gestión de los envases de productos fitosanitarios, al no considerarse envases domésticos, no recaía sobre los envasadores que lo ponían en el mercado, sino que se atribuía al poseedor último los envases.

Ante esta situación, se comenzó a trabajar a nivel nacional para modificar el marco normativo, y fruto de este trabajo fue la modificación de la Ley de Envases (Ley 11/1997), realizada en la Ley 14/2000, de acompañamiento de los Presupuestos Generales del Estado del año 2001, que traslada la obligación de hacerse cargo de estos envases no domésticos al envasador y permite que este tipo de envases puedan constituirse como Sistema Integrado de Gestión (SIG) llamado SIGFITO, que es un Sistema Integrado de Gestión (SIG) de envases agrarios que nació en 2002, gracias a la iniciativa de fabricantes y envasadores de productos fitosanitarios, que decidieron cumplir con la normativa poniendo en marcha un sistema de recogida de envases agrarios para su reciclaje, en lugar de establecer un Sistema de Depósito, Devolución y Retorno (SDDR) por el cual debían cobrar a sus clientes, hasta el consumidor final, una parte por cada envase vendido.

En todos los casos, se trata de residuos altamente peligrosos, ya que una mala gestión provoca la contaminación de los suelos, de las aguas superficiales y de los acuíferos por lixiviados, y del aire, de manera irreparable. Constituyen una fuente de contaminación difusa, es decir que se extiende más allá del lugar de origen, pudiendo afectar a amplias zonas, que resulta muy perjudicial para la fauna, la flora y la salud de los seres humanos.

En España, según la memoria 2011 de Sigfito, en ese año se recogieron en España un total de 3.358 toneladas de envases vacíos. Se recuperó el 55% de los envases puestos en el mercado, lo que supone ocho puntos más que en 2010 (47,8%) a través de los 2791 puntos de recogida. En 2012 los puntos de recogida ascendieron a 3.032. La mayoría de estos puntos están ubicados en cooperativas y distribuidores de productos fitosanitarios. En 2017, gracias al sistema de recogida de envases agrarios, se reciclaron más de 3.400 toneladas de plástico y 218 toneladas de metal en España.

Actualmente se cuenta con más de 4775 puntos de recogida en todo el territorio nacional, ubicados en cooperativas agrarias y puntos de venta de insumos agrarios que cumplen con una serie de requisitos que aseguren la inexistencia de riesgo alguno para el medio ambiente y la salud de las personas. Es el caso de Mula y Pliego, cuyas cooperativas agrarias y empresas agrícolas disponen de estos contenedores.

De los 870.753 agricultores que cuentan con explotaciones agrarias en España, según los datos del INE en 2016, cifra que sirve para tener una referencia del número de usuarios que deberían registrarse en el sistema de recogida, solo 136.823 solicitaron el correspondiente albarán de Sigfito. Muchos de ellos entregan sus envases en los puntos de recogida sin pedir el justificantes, que deben conservar al menos tres años para probar su cumplimiento con la ley.

Pese a ello, en 2017 se reciclaron el 51,5% de los envases comercializados en España, un crecimiento del reciclaje de un uno por ciento con respecto al año anterior, lo que supone el reciclado de 3.834 toneladas de las 7443 comercializadas. Por materiales, se reciclaron 3430,9 toneladas de plástico y 218,5 de metal. Asimismo, 181,8 toneladas de papel y 2,6 toneladas de plástico fueron destinadas a valorización energética.