Desde el Ayuntamiento de Mula queremos aprovechar estas líneas para mostrar, el pesar y el sentimiento de pérdida que toda la ciudad de Mula siente con la ausencia de las Hermanas Clarisas del Real Monasterio de la Encarnación tras más de tres siglos de permanencia de esta orden en nuestra ciudad. Un monasterio que a lo largo de sus más de trescientos años de vida conventual ha compartido con los muleños momentos clave de la historia muleña, siendo una orden religiosa muy querida y apoyada por los ciudadanos que siempre han estado junto a las hermanas. Prueba de ello es el grandísimo apoyo que el pueblo de Mula mostró a la orden religiosa tras la guerra civil, volcándose a través de donaciones particulares y ayudas económicas con las religiosas para que más pronto que tarde recobrase la vida religiosa y espiritual tras la contienda del 36.
Desde que este Ayuntamiento tuvo constancia de la decisión del Vaticano de cerrar aquellos monasterios y conventos que no alcanzasen un número mínimo de religiosas y que ésta normativa afectaba gravemente a nuestro Real Monasterio de la Encarnación, nos pusimos a trabajar para intentar evitar este triste desenlace que ahora vivimos. Han sido meses de arduo trabajo y negociaciones con las religiosas que debido a la prudencia y discreción, necesarios en momentos de negociación, hemos llevado con la máxima confidencialidad posible ante la opinión pública. Una vez llegado a su fin de manera irreversible este lamentable proceso de clausura de nuestro querido Monasterio y en un ejercicio de transparencia e información a la ciudadanía, es voluntad de este Ayuntamiento hacer saber a todos cuantos esta situación ha preocupado e interesado, todos los pasos y procedimientos que hemos llevado a cabo teniendo siempre presente un doble objetivo; conservar la vida monástica del edificio y salvaguardar el patrimonio artístico del mismo:
- Tras las primeras confirmaciones de la intención de la Orden de cerrar el convento, y viniendo la norma desde Roma, el Ayuntamiento envió carta dirigida al Papa Francisco manifestando la voluntad de este municipio de evitar el cierre de este. Carta de la que tuvimos respuesta, señalándonos desde el Vaticano que estudiarían la petición.
- Mantuvimos un encuentro con el Obispo de la diócesis de Cartagena, en la que nos aseguró que la diócesis se haría cargo del culto de la iglesia pero que la cuestión del cierre del convento era una decisión de la Orden y en este sentido tenían autonomía para ello.
- Tras despachar con el Obispo nos dirigimos a la Superiora de la Provincia de la Orden de Santa Clara, teniendo con ella una intensa reunión en el convento de Santa Clara de Murcia, al que se desplazó el alcalde y el concejal de Cultura. En dicha reunión se le manifestó la voluntad del Ayuntamiento de realizar un convenio con la Orden y de asumir la cesión del edificio, reconociendo y respetando la propiedad del mismo por parte de la Orden y conveniando en los términos que ambas partes, Religiosas y Ayuntamiento, acordasen el uso y el disfrute para los muleños y muleñas. Asimismo, les manifestamos la disposición de dicho Ayuntamiento de trabajar de forma conjunta en la búsqueda de soluciones al grave problema de conservar para el municipio el histórico edificio, así como el ajuar patrimonial que conservaba en su interior.
- Paralelamente a estas negociaciones, y tras ser informados por las Hermanas que estaban buscando otras órdenes dispuestas a quedarse con el convento, el Ayuntamiento estuvo incluso contactando, personalmente, con instituciones religiosas de toda España para que ocupasen el monasterio y así evitar el cierre y deterioro del edificio y trabajar conjuntamente con las hermanas en una solución.
- La Dirección General de Bienes Culturales, enterada del futuro cierre del convento y debido a que tanto el edificio como el ajuar está declarado Bien de Interés Cultural, intervino preocupada por el incierto futuro patrimonial de las decenas de piezas que forman parte del BIC. En dicha intervención, las Hermanas Clarisas confesaron haber trasladado, por cuestiones de seguridad, todo el patrimonio al convento de Hermanas Clarisas de Elche, ya que es el convento al que van destinadas las dos hermanas que forman la comunidad de hermanas de Mula. Dichas hermanas han sido requeridas por la Dirección General por haber ocasionado dos infracciones graves;
Trasladar las piezas del convento sin previo aviso ni información a la Comunidad Autónoma y, además, moverlas a la Comunidad Valenciana, siendo este hecho motivo de sanción.
- Enterado el Ayuntamiento de este hecho, las autoridades locales se trasladaron hasta el convento de Elche, donde tuvo una intensa reunión con la superiora en la que se les mostró gran preocupación y se les ofreció los medios del Ayuntamiento para la devolución de las piezas así como el Convento de San Francisco, edificio que tiene un lugar de seguridad habilitado a tal efecto, como lugar donde albergar de forma temporal las piezas y así librar a la Comunidad Religiosa de la posible sanción que puedan sufrir, encontrándonos con una respuesta negativa ante la propuesta del Ayuntamiento, negándose a la devolución de las piezas artísticas.
En todo este intenso proceso la comunicación entre la Orden religiosa y el Ayuntamiento ha sido continua, pero, lamentablemente, esta semana pasada recibimos una llamada de las hermanas comunicándonos el inminente cese de vida religiosa en el monasterio que, según ellas, será ocupado posiblemente por una asociación religiosa masculina.
Lamentamos profundamente que hayan cesado las negociaciones con el Ayuntamiento de forma unilateral sin cerrar acuerdos y consensos respecto al Edificio y a las piezas que albergaba en su interior, privando al pueblo de Mula del mismo.
Solo nos resta esperar qué decisiones tomarán otras administraciones al haberse modificado de forma sustancial el BIC del Real Monasterio de la Encarnación y manifestar públicamente que, a pesar de que el gran esfuerzo en los últimos meses haya tenido un resultado negativo para nuestra cultura y patrimonio, desde el Ayuntamiento de Mula seguiremos dando los pasos oportunos en defensa de este, trabajando de forma rotunda como hasta ahora se ha venido haciendo.