Hace menos de dos años, Mula inauguraba con ilusión su primer pipicán.
Hoy, lamentablemente, tenemos que alzar la voz.
Este espacio, creado con recursos públicos para el disfrute de nuestras mascotas y sus dueños, no se está utilizando de forma adecuada. Nos entristece profundamente comprobar que, pese a los esfuerzos por ofrecer un entorno limpio, seguro y adaptado, no se están recogiendo los excrementos, el mobiliario presenta daños y el cumplimiento de las normas básicas de convivencia es insuficiente.
No podemos mirar hacia otro lado. El mantenimiento de estos espacios depende, en gran parte, del comportamiento cívico de quienes los utilizan. Y cuando ese compromiso falla, no solo se pierde una inversión económica: se pierde también una oportunidad de convivir y respetar lo que es de todos.
Desde el Ayuntamiento de Mula apelamos una vez más a la responsabilidad individual y colectiva, porque cuidar lo público es respetarnos a nosotros mismos.